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Francesc-Marc Álvaro | Credibilitat d’uns i altres
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07 oct 2013 Credibilitat d’uns i altres

Varias realidades que llevamos meses explicando quedan confirmadas por el sondeo que ayer publicó La Vanguardia: la demanda de un referéndum que permita decidir sobre la posibilidad de la independencia es ampliamente asumida por la sociedad catalana (hasta un 84,1%) y crece el apoyo a la secesión (49,8%), a la vez que las opciones explícitamente soberanistas (CiU, ERC y CUP) avanzan y se colocan a mucha distancia de las explícitamente unionistas (PP y Cs, también contrarias a cualquier consulta) y de las que tienen una posición federalista (PSC e ICV).

Esta y otras encuestas muestran la transformación irreversible del mapa político catalán forjado a partir de 1977-1980. Las tendencias de voto no hacen otra cosa que levantar acta de un nuevo país, como tenemos escrito: el paradigma de la transición se ha agotado en Catalunya y nuevas generaciones plantean nuevos retos. Se comprende que la dirección de las siglas más perjudicadas (PSC y CiU) se preocupen por su trozo, pero conviene no perder de vista que los partidos sólo son herramientas que nacen, mueren, se dividen o se fusionan. Un Parlament más fragmentado expresa más afinadamente el pluralismo y no es ninguna tragedia, sólo obliga a trabajar más hábilmente para llegar a consensos.

Dicho esto, de los muchos datos del sondeo publicado ayer, me interesan dos fenómenos que explican bien la naturaleza del proceso.

En primer lugar, la credibilidad. Hay muchas maneras de leer cómo suben y bajan los partidos en las preferencias. Mi lectura propone observar el factor credibilidad. En el bloque de los partidarios de la independencia, crece ERC, formación percibida como la más creíble para alcanzar el objetivo aunque -paradoja- no se juega hoy lo mismo que CiU; el pedigrí de la marca explicaría también -y aquí la paradoja es mayor y pide artículo aparte- que el electorado de CiU ponga una nota más alta a Junqueras que a Mas.

En el bloque de los partidarios de la unidad de España, tiene más credibilidad C’s que el PP, y también se da el caso de que los votantes populares otorgan más puntos a Rivera que a Sánchez-Camacho. Y la credibilidad también es un factor que da alas a la CUP ante una ICV estancada, en la izquierda alternativa. La mayor credibilidad en relación a los respectivos proyectos va unida a la capacidad de encarnar una «nueva política» que ilusione. En este sentido, es relevante que a los republicanos no les pase factura su gestión en los dos tripartitos, dato que también merece columna aparte.

En segundo lugar, destaco el escepticismo del votante ante la voluntad del Gobierno Rajoy de dialogar y dar respuestas serias a las demandas de Catalunya. En torno al 80% no cree que el PP ponga encima de la mesa ni mejoras de financiación ni de reconocimiento, una visión que se confirma diariamente y que pesará más que las buenas intenciones.

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