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Francesc-Marc Álvaro | Guanya la il.lusió
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28 sep 2015 Guanya la il.lusió

El soberanismo, con su mensaje de ilusión, ha ganado unas elecciones claramente plebiscitarias, que han perdido de manera estrepitosa el PP y el Gobierno Rajoy.Los soberanistas gobernarán Catalunya y han obtenido un mandato democrático claro para abrir la puerta a la independencia. Junts pel Sí es la formación mayoritaria del Parlament, a gran distancia del segundo grupo, Ciutadans, que capitaliza el no y liderará la oposición. La suma de Junts pel Sí y la CUP -que ha crecido de manera espectacular- permite que el proceso de desconexión no se detenga, pero la redistribución de fuerzas en el interior del bloque soberanista genera algunas incógnitas.

Los votantes soberanistas han dado más peso al partido de izquierda alternativa favorable a la independencia desde postulados rupturistas, mientras que la lista transversal encabezada por Romeva no alcanza la mayoría absoluta a pesar de conseguir un magnífico resultado. La CUP obtiene los frutos de su apuesta más allá del mundo municipal. Parece que los diputados encabezados por Baños serán imprescindibles para investir al futuro presidente de la Generalitat, para dar mayoría parlamentaria al nuevo Govern y para asegurar la gobernabilidad. Junts pel Sí y CUP comparten el objetivo de la independencia pero divergen en la manera de desplegar la desconexión y en varios asuntos que pasan por el eje izquierda-derecha y nueva-vieja política. El diálogo entre soberanistas centrales y alternativos entra en una fase nueva, en la que no será ajena la presencia de los diputados liderados por Rabell, entre los cuales puede haber independentistas. ¿Qué pondrán los cupaires sobre la mesa para negociar con Romeva, Mas y Junqueras?

La desaparición de Unió de la Cámara catalana evidencia que todo el catalanismo se ha hecho soberanista y que la campaña de Espadaler ha sido inflada, errónea y poco creíble, sobre todo a la hora de atacar a Mas. Esperar terceras vías singulares y predicar paciencia infinita no tiene mucho público. Por otra parte, la renuncia explícita que el PSC ha hecho del derecho a decidir certifica esta mutación histórica del cata­lanismo, una apuesta que no le ha evitado la caída pero Miquel Iceta se beneficia del fracaso del artefacto electoral creado por ICV y Podemos.

Si se tiene en cuenta que CDC y Unió concurrieron federadas en 2012, no se puede decir que el resultado de Junts pel Sí ­represente un retroceso con respecto a los escaños sumados entonces por CiU y ERC. Ahora bien, hay que admitir que el soberanismo podría complicarse a sí mismo el camino al dar más influencia y protagonismo a su variante anticapitalista y asamblearia.

 

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