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Francesc-Marc Álvaro | Moderació marianista
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23 dic 2011 Moderació marianista

Se destaca el perfil más o menos moderado del nuevo Gobierno presidido por Rajoy. Es cierto que hay mujeres y hombres de su Gabinete que, como el catalán Jorge Fernández, responden más al estilo de lo que había sido la antigua UCD de Adolfo Suárez que al de una derecha como la que José M.ª Aznar concretó a partir del año 2000. Pero no todos son así, es evidente. Montoro, Arias Cañete y Mato, por ejemplo, no parecían muy incómodos cuando el anterior líder popular dirigía la casa, una música a la cual Rajoy –hay que recordarlo– también se adaptó sin problemas hace unos años. ¿Qué es la moderación? ¿Qué quiere decir ser moderado en política? 

Estos conceptos se definen de acuerdo con su contrario. Un político moderado lo es en oposición a un político extremista o radical, aunque el radicalismo es un atributo no necesariamente negativo si tomamos la acepción que tiene que ver con las raíces o fundamentos de una ideología. Por otra parte, las actuales democracias obligan siempre a una cierta moderación y pactismo cuando se llega al poder, principio que Aznar olvidó cuando obtuvo la mayoría absoluta y que, en cambio, parece una de las lecciones mejor aprendidas por Rajoy. Con todo, al hablar de moderación, hay que distinguir entre fondo y forma. 

¿El programa de Rajoy es moderado o extremista? Ya lo veremos cuando se hagan las leyes y los reglamentos. De momento, sólo conocemos las líneas generales de su mandato. Por otra parte, hay moderados que lo son sólo por necesidad y los hay que lo son por naturaleza. ¿Tacticismo o convicción? Los que le conocen dicen que Rajoy es moderado porque, por carácter, detesta la bronca por la bronca, pero no nos confundamos. Pudimos comprobar en el debate de investidura que el nuevo presidente no es un blando ni teme el choque dialéctico y que, cuando quiere, muerde y castiga. El cierre rotundo a las demandas de Duran Lleida sobre un nuevo pacto fiscal o la acritud en las respuestas al representante del valencianismo no encajan precisamente en el arquetipo de moderado. Tampoco debe descartarse que Rajoy sea moderado cuando se dedique a una parte de la agenda y mucho menos cuando aborde otros asuntos, en función del efecto que quiera causar sobre determinados sectores de la opinión pública. El nuevo Gobierno debe enviar muchas señales a la vez y eso podría castigar a algunos actores políticos, cabezas de turco fáciles cuando hay que tejer un relato para contener el cabreo ciudadano.

¿Y si ser moderado, finalmente, sólo significa que procuras no hacer mucho ruido para ganar la partida? Me inclino a pensar que la moderación marianista es de este tipo. Además de conjurar los fantasmas aznarianos y facilitar el aterrizaje en medio de la crisis, la moderación es un sistema inteligente para hacer lo que toque sin que se noten mucho las maniobras.

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