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Francesc-Marc Álvaro | Coses del cerimonial
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25 ene 2013 Coses del cerimonial

En la novela Lincoln, de Gore Vidal, dos personajes comentan las reglas y protocolos que deben seguir los que trabajarán al lado del presidente de Estados Unidos, en la Casa Blanca. Uno afirma: «Hay un montón de ceremonial, ¿no te parece?». El otro responde: «La democracia exige una buena cantidad». Vidal, que conocía bien el mundo de la alta política de la capital estadounidense, sabía de qué hablaba, incluso fue candidato al Congreso, aunque no resultó elegido. Es un hecho que, aunque la política de hoy tiene poco que ver con la de la época de Abraham Lincoln, la democracia sigue representándose mediante unas ceremonias y unos rituales que, si bien se han flexibilizado (por ejemplo, ahora un diputado puede llevar vaqueros y camiseta), se mantienen porque expresan algunos valores y facilitan el trabajo de debatir, pactar, hacer leyes y gestionar la cosa pública.

El ceremonial de todas las democracias establece que, ganes o pierdas una votación, debes actuar siempre con deportividad y respeto hacia el adversario. El miércoles, los diputados del PP en el Parlament se levantaron y abandonaron el hemiciclo después de emitir sus votos y antes de que se conociera el resultado de la votación de la declaración de soberanía impulsada por CiU, ERC e ICV. ¿Por qué los populares rompieron el ceremonial largándose antes de tiempo? Se ha dicho que lo hicieron para expresar con claridad el rechazo a este documento. No lo acabo de entender. La señora Sánchez-Camacho ya había declarado rotundamente la posición de su grupo en sus intervenciones ante la Cámara y nadie tenía dudas sobre sus ideas. Lo hizo por activa y por pasiva, en catalán y en español, incluso mezclando las dos lenguas creativamente, como cuando dijo que «el senyor Mas ha començat un camí cap a la nada».

¿Con qué fin se rompe el más elemental respeto a los adversarios y a la institución? La salida del hemiciclo no fue improvisada, obviamente. Alguien calculó los réditos que puede dar a los populares catalanes. ¿Quizá sólo se buscaba una foto que será muy aplaudida en determinados ambientes de Madrid? Los gestos son económicos: generan beneficios y costes. Recuerdo que mucha gente -incluidos los políticos del PP- criticaron a Zapatero cuando, en el desfile militar del 12 de octubre del 2003, el entonces jefe de la oposición no quiso levantarse al paso de la bandera de Estados Unidos. Romper aquel ceremonial le pasó factura cuando llegó a presidente. Zapatero era tan ignorante de las reglas que pensó que desairaba a un gobierno cuando, en realidad, despreciaba a todo un pueblo.

Algo que Mas hace muy bien es plantear un proyecto de cambio histórico de enorme trascendencia sin insultar a nadie, en un tono extremadamente respetuoso. Es una lección que algunos deben aprender.

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