ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | De gossos i exageracions
3085
post-template-default,single,single-post,postid-3085,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

10 oct 2014 De gossos i exageracions

Si yo fuera un político del PP de Catalunya o el profesor Quim Brugué, empezaría diciendo que he sido víctima, en las últimas horas, de un peculiar (surrealista, grotesco, absurdo) linchamiento en Twitter a raíz del comentario que escribí el miércoles por la noche sobre determinadas reacciones contra el sacrificio del perro Excalibur, el animal de la auxiliar de enfermería que contrajo el ébola en Madrid. Como yo sólo soy yo, diré lo que ya sabemos: los tontos (y los fanáticos) están sobrerrepresentados en las redes sociales, desgraciadamente. Dentro de todas las ideologías y dentro de cualquier movimiento. Y les daré un consejo: antes de tuitear en contra del pensamiento dominante ultracorrecto sobre los animales (perros, toros, tortugas o lagartijas) tomen precauciones.

Dado que no soy médico ni veterinario, no sé si es desmesurado o no matar a este can. Veo que muchos periodistas se han convertido en expertos en epidemias, como hace un tiempo eran especialistas en incendios forestales o accidentes ferroviarios. Ahora bien, como ciudadano (y como periodista y profesor de Comunicación), considero que la gestión política que está exhibiendo Mato es más que pésima. Al mismo tiempo, me siento perfectamente habilitado para afirmar que la movilización social en favor del perro me parece exagerada y -sé que me expongo a un nuevo linchamiento- un punto histérica. Nos estamos pasando de la raya y lo digo bien alto, aunque eso no guste a ciertos militantes llamados animalistas que -por lo que he comprobado- son de una intolerancia descomunal y ridícula.

Mi tuit decía: «La sociedad postmaterialista debe ser esta donde nos movilizamos por la vida de un perro mientras hay abuelos que mueren solos. Yo soy del siglo XX». Dejando de lado a los que me insultaron o me desearon todos los males -sensibles y delicadas almas-, me dejó de piedra la profesora Marta Tafalla, que replicó esto: «No lo has entendido, el perro simboliza la inocencia en un mundo corrupto y podrido. Matarlo es despreciar la vida». Caray. En un tuit posterior, la buena mujer se atrevió a hacerme un retrato completo: «Si no entiendes el movimiento animalista, el movimiento ecologista y el feminismo, no entiendes el mundo donde vives. Son nuestro futuro». Debo remarcar que yo no había dicho nada sobre todo eso. Otra señora, Elena Riera, ya tuiteaba como si me conociera de toda la vida: «La falta de empatía y la superioridad moral de gente como @fmarcalvaro es muy del s. XX, por suerte parece que la sociedad va por otros caminos». Seré benévolo: quizás es un problema de lectura.

En casa tenemos un gato que, en términos animalistas, es muy buena persona. Dicho esto, una sociedad donde la gran causa es la suerte de Excalibur es un lugar donde la anécdota tapa peligrosamente el núcleo real de los problemas.

Etiquetas: