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Francesc-Marc Álvaro | Moribund gloriós
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12 dic 2014 Moribund gloriós

Gloria tardía para Incerta glòria. El semanario The Economist ha dicho que la novela de Joan Sales -traducción inglesa presentada en noviembre- es una de las diez mejores obras de ficción del 2014. Y más: Àlex Rigola prepara una versión teatral que veremos en el TNC la próxima primavera mientras la energética Isona Passola saca adelante la película sobre el libro con dirección de Agustí Villaronga. Más vale tarde que nunca. El amigo Francesc Canosa -cronista pop del periodismo glocal- suelta desde la contraportada del Ara que Sales «escribe sabiendo que ha visto perder su casa, que lo ha perdido todo». Canosa -que es al periodismo treintañero lo mismo que Sisa fue a la nova cançó- lo remata con una definición que justifica el sueldo que le pagan: «Es el moribundo que no muere». Y esta vez el de Balaguer no menciona a su gato.

El otro día me encontré a Javier Cercas en los lavabos de TV3 y, después de una breve y amable conversación, pensé en Salamina y otra vez en el pobre y enorme Sales, perdido en la buhardilla durante años. Sales tenía demasiada verdad para el franquismo y el antifranquismo y así hemos ido tirando. La pieza de Xesco me ha hecho pensar -conexiones oscuras- en el president Tarradellas en el año 1977, cuando vuelve del exilio, fruto de aquella sensacional operación de Estado que cada vez me fascina más y más admiro. Si fuéramos yanquis, Passola ya habría producido una miniserie sobre el retorno del molt honorable con Lluís Homar en el papel protagonista, rodada con el glamur de House of cards.

Sales y Tarradellas. Cicatrices. Ahora explico la escena -basada en hechos reales- que debe servir para abrir el primer episodio de la teleserie que escribiremos Passola y un servidor: Tarradellas, en el automóvil que lo lleva desde el aeropuerto de El Prat hasta el centro de Barcelona, alucina al pasar cerca de los pisos-enjambre de Bellvitge. Los huertos han desaparecido. Su Catalunya no está, tan inencontrable como la que se fundió en las manos de Sales. Paradoja abrumadora y primer plano de la cara del cineasta Pere Portabella, desconcertado. Tarradellas recibía cartas de todo el mundo, leía y recortaba prensa obsesivamente, lo visitaban unos y otros, se preparaba para el gran día… Pero, en realidad, no sabía cómo era la Catalunya de verdad. Bellvitge contra el mito de nuestro De Gaulle. Bellvitge pone en evidencia que la hoja de ruta de la restauración autonómica es papel aceitoso de sardina en salazón remota. La República enterrada/venerada contra el Bellvitge emergente y rockero. Suárez y los militares están encantados con el hombre que busca lechugas donde viven catalanes nuevos que han escogido serlo porque (el resto de) España les ha expulsado. Sales y Tarradellas, país perdido y país desconocido: en medio, la gloria.

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