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Francesc-Marc Álvaro | Foment t’estima
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20 feb 2015 Foment t’estima

El ciudadano X sube al tren con gran alegría, tanta que hoy no tiene en cuenta los diez minutos de retraso, ni los asientos sucios, ni la calefacción programada por un asesino finlandés en serie. Mirémoslo así: Renfe nos invita a una sauna. Hoy todo es una maravilla: el ciudadano X ha leído que el ministerio de Fomento ha decidido descongelar las inversiones para Catalunya, entre las cuales hay 95 millones de euros para licitar los tres desdoblamientos en la línea de Vic y 220 millones más para construir la lanzadera que debe conectar por tren el aeropuerto con el centro de Barcelona (a los cuales hay que sumar 75 millones que pondrá la empresa que gane la concesión de la gestión). Que el anuncio se haga antes de las elecciones municipales, catalanas y españolas no debe hacernos sospechar. Como nadie debería sospechar tampoco ante la pérdida del sumario de la causa sobre los discos duros borrados de los ordenadores que tenía Luis Bárcenas en la sede del PP cuando era el tesorero del partido. Son cosas que pasan, pequeñas peripecias que nos recuerdan que no somos nada, y menos los afortunados que hemos nacido en este trozo de mundo.

El ciudadano X, como les decía, es un hombre afortunado. Ha comprobado que el Estado le quiere y en especial el ministerio de Fomento. Con tanta propaganda soberanista había llegado a creer que era cierto que Madrid nos tiene abandonados. Ahora ya sabe que no es así. Está muy bien que el Estado que pagamos tenga un detalle con nosotros, aunque, puestos a hablar de amor, el amigo X habría preferido una cita con aquella compañera de trabajo que tiene un parecido remoto a Beyoncé. El conseller Santi Vila también está contento pero combina su satisfacción con una frase preventiva: “los antecedentes de incumplimientos justifican un cierto escepticismo”. Hace bien en echar agua al vino, el titular de Territori i Sostenibilitat, porque una cosa es pasar por moderado y otra pasar por idiota. Promesas, en Barcelona, las hace todo el mundo que aparece vestido de ministro. Cuando tienes el grifo siempre puedes prometer con más soltura que si no lo tienes. ¿Y quién se acuerda de lo que había prometido el ministro Blanco?

Como vivimos en un país civilizado, se detecta un estado de ánimo feliz a raíz de la buena voluntad expresada por Fomento. Es como si todo el mundo fuera disfrazado de Albert Rivera haciendo un acto electoral en Madrid. ¿Qué necesidad hay de protestar si las noticias son inmejorables? No seamos victimistas. Dejémonos querer. Pero el ciudadano X detiene los ojos en otra noticia: la fiscalía estudia ampliar la investigación contra Artur Mas por el 9-N. Al lado de la zanahoria aparece el palo, como manda la tradición más clásica y acreditada. Quizás nos saldrá muy caro que los trenes lleguen finalmente a la hora.

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