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Francesc-Marc Álvaro | La llista Josep Termes
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16 jul 2015 La llista Josep Termes

Cuando supe que, finalmente, había un acuerdo para sacar adelante una lista unitaria del soberanismo para el 27-S, pensé en Josep Termes, el que fue eminente historiador del catalanismo, el obrerismo y el anarquismo. Termes –que tanto echamos en falta- escribió que “Catalunya es un milagro. Un milagro en la Europa contemporánea. Porque desde hace doscientos o trescientos años, excepto los grandes pueblos que tienen un gran estado detrás, los otros han sido deglutidos –como el pescado pequeño, en el mar, que es comido por el pez grande. Catalunya es un ejemplo histórico de una supervivencia curiosa, obviamente conflictiva y extraña, la supervivencia de un pueblo tozudo. Todo hacía pensar, a los súbditos de la monarquía de las Españas o a las grandes potencias europeas, que Catalunya desaparecería después del año 1714, después de la guerra de Sucesión. Catalunya, un país antiguo, medieval, como tantos más había en Europa, perdía su personalidad propia puesto que perdía sus Cortes, su Parlamento, las Constituciones y el Derecho. Por lo tanto, a partir de 1714, Catalunya dejaba de existir”. La cita es larga pero vale la pena, sobre todo cuando, dentro del mundo soberanista, puede haber gente que -algo cansada de tantas curvas y rodeos- olvide la magnitud de lo que tenemos por delante: se trata de transformar este milagro histórico en un Estado independiente reconocido en el concierto internacional, y hacerlo (en principio) con el Estado español en contra y en un momento en que el viejo concepto de soberanía se ha transformado radicalmente.

La lista que encabezarán Romeva, Forcadell y Casals es la herramienta que debe permitir -siempre que los votos lo avalen- alcanzar la legitimidad democrática para saltar una pared muy alta. Con el primer salto no será suficiente, claro. Pero sin este salto nada se podrá poner en marcha. A partir de aquí, el soberanismo se inventará -no tendrá más remedio- un camino nuevo hacia la independencia, con lo que hemos aprendido de otros casos, lo que ha previsto el CATN y lo que irá surgiendo sobre la marcha, lo cual hace muy difícil asegurar que todo esto dure sólo seis meses o veinticuatro. La política es la gestión de los tiempos y ninguna empresa de esta envergadura tiene un calendario rígido, extremo que los principales valedores de esta causa deberán explicar.

La lista Termes -si me permiten la expresión- tiene dos grandes virtudes: desmiente rotundamente el negro pronóstico que los poderes del Estado y ciertas élites han ido componiendo sobre el proceso y es la opción que se parece más a lo que deseaban las bases plurales del movimiento, que siempre han querido que los llamamientos retóricos a la unidad tuvieran una traducción operativa y eficaz. La mera existencia de esta lista donde están los dos principales líderes políticos del proceso -Mas y Junqueras- representa un mensaje potente de confianza que compensa el factor incertidumbre, que podría pesar demasiado en sectores que no se atrevieran a saltar al ver una discordia insalvable en el campo soberanista; comprobar que se han sabido aparcar las diferencias y los intereses de parte es una vacuna excelente contra los miedos propios de un cambio de marco sin precedentes. Asimismo, la suma de partidos, entidades y personalidades se convierte en una inyección extraordinaria de moral para el público del cual depende que la movilización, antes y durante la campaña, sea total y sin fisuras, para conseguir un efecto caballo ganador que tenga la virtud de llegar a todas partes, también allí donde el independentismo de los argumentos más racionales sea débil o haya arraigado poco. Con todo, hay que intensificar la pedagogía de las cosas concretas, porque este proyecto se dirige al corazón y al bolsillo, a la necesidad de justicia y a los intereses materiales. Al bienestar y al respeto que nos debemos.

A la vista del tridente que va por delante de los líderes de CDC y ERC, queda bien claro que estamos ante una lista que, en vez de esconder las ideologías, pone en primer término lo que une derechas e izquierdas para alcanzar un objetivo más importante y más urgente que cualquiera de las políticas que defienden unos y otros. No estamos ante una lista aséptica, estamos ante una lista de centralidad con muchas tonalidades, algo que queda subrayado por la figura de Romeva, que -además de ser de consenso- descoloca aquellas izquierdas sucursalistas que quieren convertir los comicios en una cacería contra Mas, haciendo una pinza peculiar con la derecha también sucursalista. Esperamos que la CUP -que no se ha integrado en la lista- tenga claro que, a partir del 28, si el soberanismo gana, habrá que contribuir sin rarezas a la gobernabilidad, para reforzar el camino hacia un verdadero cambio de statu quo.

Es el momento de reconocer que, finalmente, se ha impuesto la inteligencia y el sentido de Estado de los que quieren construir uno nuevo. Mas y Junqueras han hecho un gran esfuerzo, han debido enfrentarse a resistencias coriáceas, han alejado las mezquindades y han entendido la grandeza y la gravedad de esta hora. Ambos han sabido escuchar lo que quiere la gente que ha decidido desconectar de un Estado a la contra. Termes podría decir hoy que el milagro catalán tiene todavía una gran oportunidad de perdurar.

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