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Francesc-Marc Álvaro | “Res de caps calents, amic Calvet”
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22 nov 2015 “Res de caps calents, amic Calvet”

Descubiertas dos cartas del president Companys al director de La Vanguardia sobre la crisis de 1934

Estamos en verano de 1934 y el ambiente político catalán se tensa mientras soplan aires enrarecidos en la joven Segunda República. Hace medio año que Lluís Companys ha sucedido a Francesc Macià en la presidencia de la Generalitat, después de la muerte de L’Avi. El Tribunal de Garantías Constitucionales ha sentenciado, el 8 junio, el carácter inconstitucional de la Llei de Contractes de Conreu, norma emblemática para las clases populares que había sido aprobada por el Parlament en abril. Esta ley introducía reformas en beneficio de los arrendatarios sin llegar a planteamientos revolucionarios, pero los propietarios agrupados en el Institut Agrícola Català de Sant Isidre y la Lliga habían exigido al Gobierno central que presentara un recurso contra la norma por un conflicto de competencias. Desde el Govern de la Generalitat y sus entornos, la sentencia se interpreta como un ataque contra el Parlament y la autonomía. En Madrid, al contrario que aquí, gobierna la derecha. Ricardo Samper, del Partido Republicano Radical, es presidente del Consejo de Ministros y cuenta con el apoyo de la CEDA de Gil-Robles (que había votado en contra del Estatut y presiona para introducir un giro autoritario) y de Cambó. Es la tormenta perfecta.

Un episodio aparentemente sectorial acaba encendiendo la mecha. El choque entre Madrid y Barcelona parece inevitable. Companys y los ambientes más nacionalistas hacen llamamientos épicos mientras, el 12 de junio, la Cámara catalana aprueba una nueva ley idéntica a la que había sido suspendida. A pesar de la creciente confrontación, se busca una salida negociada y el Govern nombra al abogado Amadeu Hurtado comisario de la Generalitat para defender la ley ante el Tribunal de Garantías. Entre las bambalinas de este intento de acuerdo aparece Agustí Calvet, más conocido como Gaziel, director único de La Vanguardia desde 1933. El gran periodista y escritor –que era muy crítico con ERC y los radicalismos de todo tipo- aconseja a Companys en aquel momento tan delicado. Ahora han aparecido los documentos que lo acreditan y a los cuales ha tenido acceso este periódico.

Se trata de dos cartas personales y “confidenciales” de Companys a Gaziel sobre la posibilidad de un pacto con Samper para desbloquear la cuestión. La primera carta, sin fecha ni firma y mecanografiada, la recibe el periodista por vía de un emisario presidencial el 24 de junio en Puigcerdà, donde estaba veraneando. Lo sabemos porque este episodio es descrito por Hurtado en su dietario, Abans del sis d’octubre. Hurtado, amigo de Gaziel, indica que la misiva iba acompañada de un recorte del diario Renovación y explica también que el emisario de Companys informó al director de La Vanguardia “que se había producido una ruptura definitiva entre la Generalitat y el Gobierno de la República, cuyos  motivos le explicaban por si creía necesario trasladarse a Barcelona en un momento tan grave”. Esta primera carta relata un cambio repentino de posición del Ejecutivo Samper que, a través de Ramon Carreras i Pons (delegado especial del Gobierno de la República), exploraba la predisposición de Companys a una transacción.

La carta de respuesta de Gaziel al president –fechada en Barcelona el 26 de junio- es la única parte de esta correspondencia que hasta ahora conocíamos porque se había publicado en el volumen de su Obra catalana completa, editada por Selecta en 1970 con prólogo de Josep Benet. El periodista no ve la situación tan grave como Companys y considera que “nunca había estado tan cerca de su solución normal”. En este sentido, recomienda que la Generalitat se lance a negociar a fondo con Samper y añade que “per això sols falta, naturalment, tenir la lucidesa i l’habilitat necessàries, i prescindir en absolut de tots els caps calents”.

El segundo documento que ahora ha salido a la luz es la carta de Companys en respuesta a la de Gaziel que hemos mencionado. Se trata de una nota manuscrita en papel oficial de la Generalitat y sin fechar, de tamaño cuartilla y escrita por delante y por detrás.

Este es el breve texto de esta misiva, sin ninguna corrección del original:

“Sr. D. Agustí Calvet. Estimat amic:

En la meva carta anterior, li feia la referència de les converses sostingudes amb el Sr. Carreras i de les últimes impressions. Naturalment que tot era confós, però la cosa va arribar, o podria arribar, a un moment greu.

Evident, que el govern el que vol és tindre les mans lliures. Ja ho deia aixís el Sr. Carreras. Però això, més que el govern, és el Sr. Samper, puix el govern està dividit en l’apreciació del problema.

Res de caps calents, amic Calvet. Però cal anar també en compte a no quedar penjats i en ridícul i a no produir un desencant o aplanament en els nostres (de tots) medis nacionalistes. El Sr. Samper, admetent-li aquesta intenció, pot quedar després desbordat en els seus propòsits.

Les meves notícies últimes, no les hi puc trametre perquè encara no estan ben controlades. Sembla, però, que el Sr. Samper fa gestions prop de Gil Robles, a hores d’ara, per tal de la votació del divendres. El Sr. Carreras no ha deixat el contacte amb mi. La posició del govern planteja problemes molt delicats, i me cal orientar-me.

Ara ens reunirem en Consell de Govern i celebraré conferències amb en Puig i Ferrater i Massip, que són a Madrid, perquè em donguin notícies.

De vostè af. Companys”.

La carta del 26 de junio que Gaziel hizo llegar a Companys iba acompañada de un texto con ideas sobre la situación política. Se trata de cuatro cuartillas manuscritas que ahora han aparecido junto al resto de documentación. Este texto fue publicado como un fragmento de Meditacions en el desert (1946-1953). Aunque Calvet fecha estas reflexiones el 13 de octubre de 1950, explica que son notas “que me sirvieron de base para redactar un papel confidencial que el presidente Companys me pidió poco antes de la catástrofe”. En el original se pueden leer perfectamente los fragmentos descartados a la hora de componer sus Meditacions. La frase final de las notas enviadas a Companys –suprimida del libro- es rotunda: “Si sabéssim unir-nos, hi hauria molt camp per córrer. Dividits, no durarem ni cinc minuts”. Eso fue escrito hace 81 años pero no lo parece.

Gaziel y Pla, dos amigos

Las cartas de Companys a Gaziel estaban en poder de Mingo Talamàs, un familiar de quien fue director de La Vanguardia, que las donará a la Biblioteca de Catalunya. Con estos materiales había también un conjunto de documentos y cartas inéditas entre Calvet y Josep Pla, de gran interés, que han sido donadas a la Càtedra Josep Pla de la Universitat de Girona.

El pasado viernes, tuvo lugar en la Fundació Josep Pla una mesa redonda bajo el título “Pla-Gaziel. Dos homenots cara a cara”. Participaron en ella  Xavier Pla (director de la Càtedra Josep Pla), Manuel Llanas (profesor de la Universitat de Vic y biógrafo de Gaziel) y Francesc-Marc Álvaro (periodista y profesor de la Universitat Ramon Llull). Según Pla, “los itinerarios paralelos de Josep Pla y Gaziel explican buena parte de la historia de la cultura catalana del siglo XX”. Llanas considera “probable que Pla y Gaziel se frecuentaran y se reconciliaran en el exilio, en 1936 o 1937, en París, donde los dos formaban parte del entourage de Cambó y, después de la guerra, empiezan a escribirse, y en términos muy amistosos”.

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