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Francesc-Marc Álvaro | Contra el desencís
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14 dic 2015 Contra el desencís

Imaginemos que el soberanismo hubiera reaccionado con más cintura y más inteligencia el 28 de septiembre. Si Junts pel Sí y la CUP hubieran firmado un acuerdo rápido, el votante independentista no viviría la campaña de las españolas con el desencanto y el desinterés que se palpa por todas partes y que ha convertido los mítines de convergentes y republicanos en sesiones dignas de psicólogos deportivos. Ante la victoria ajustada de las catalanas, hacían falta determinación, acción y unidad pero hoy domina la confusión, el parón y la discordia. ¿Cómo quieren que los partidarios de la independencia estén motivados? Homs y Rufián actúan ante una parroquia que no entiende por qué estamos donde estamos si en el Parlament hay una mayoría de 72 diputados que –en teoría– comparten un gran objetivo.

No se puede avanzar cambiando el guion de un día para otro ni complicando las cosas hasta desdibujarlas. No repetir Junts pel Sí para ir a Madrid también contribuye notablemente a la sensación de fracaso del soberanismo, aunque se venda como una oportunidad para pescar votantes en aguas nuevas o para atraer a los que escogieron la papeleta de la CUP, que ahora no se presenta. ¿Por qué no sirve “Catalunya enfora” lo mismo que vale “Catalunya endins”? Estoy seguro de que un triunfo holgado de la lista encabezada por Romeva habría comportado una reedición automática y potente de Junts pel Sí para el 20-D. La moral baja de las bases soberanistas es el resultado de una gestión errónea de la victoria ajustada del 27-S por parte de las dos formaciones que proponen la independencia.

Las encuestas dicen que los resultados de las generales en Catalunya están más abiertos que nunca. Es obvio que la foto que ofrezcan las urnas antes de Navidad deberá ponerse al lado de la foto del 27-S, para comparar, a pesar de saber que, con o sin ola soberanista, la gente vota de forma diferente en función de los comicios. Piensen, por ejemplo, en Nou Barris, donde después del éxito de Colau se produjo la goleada de C’s en las catalanas. Dicho esto, si las generales las gana aquí C’s o En Comú Podem, las fuerzas soberanistas tendrán un nuevo factor de preocupación y un motivo más para repensar lo que hacen. Los de Rivera y los de Iglesias no son lo mismo (los segundos recibirán votos cuperos y proponen un referéndum), pero ambos se ofrecen como alternativa a la independencia. Que ERC tenga hoy dificultades para frenar la huida de votantes de la CUP a Podemos indica que algunos diagnósticos de ciertos ideólogos siempre han sido pura fantasía.

Convergentes y republicanos no acaban de encontrar el lugar en esta campaña mientras la negociación enquistada con la CUP no hace más que alimentar el desconcierto.
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